El hombre susurró, "Dios, háblame" y una alondra de las praderas cantó. Pero el hombre no oyó.
Así que el hombre gritó, "Dios, háblame" y el trueno retumbó en el cielo. Pero el hombre no escuchó.
El hombre miró a su alrededor y dijo, "Dios, permíteme verte." Y una
estrella resplandeció brillantemente. Pero el hombre no vio.
Y el hombre vociferó, "Dios, muéstrame un milagro." Y una vida nació. Pero el hombre no notó.
Así pues el hombre gritó en desesperación, "Tócame, Dios, y permíteme
saber que estás aquí." Después de lo cual Dios bajó y tocó al hombre.
Pero el hombre quitó a la mariposa... y caminó.
He encontrado esto ser un gran recordatorio de que Dios está siempre
alrededor nuestro en las pequeñas y simples cosas que tomamos por hecho
... aún en nuestra era electrónica ...
No pierda una bendición porque no está empacada de la manera que espera.
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