Nada. Eso es lo que me pasa. Que no me gusta reír porque tampoco sé
llorar, y hacer alguna de las dos cosas descompensaría la balanza entre
la felicidad y la tristeza. Y muchas lágrimas son malas, pero muchas
risas también, porque es imposible sonreír si antes no te has lastimado.
Una vez creí que no podría parar de reír. Tenía ocho años y, esos
minutos en lo que me dolía la tripa de tantas carcajadas los echo de
menos. Entonces era una ingenua, pero por aquel momento yo me creía
bastante mayor y bastante alegre era yo. Oh, cómo nos cambia la vida. Al
día siguiente, seguía en mis ocho años de inocencia, mis amigos no me
llamaron para que jugara con ellos. Me sentí traicionada, apenas sabía
nada de las tragedias que ocurren por todos lados como para no llorar
por esa desgracia que me acababa de ocurrir. Y mis amigos no me llamaron
ese día. Me llamaron un día después. Así que, nada. No me pasa nada.
Hace poco decidí que dejaría de fumarme todas esas mierdas y me fumaría
un cigarro. Pero una no puede encender un cigarro sin mechero, igual que
uno no puede gritar si es mudo o abrazar sin motivo. Mi problema es que
quiero abrazar, pero no me molesto en encontrar el motivo. Estoy
cansada de hacer las cosas pensando, es una estupidez. Y yo no me
consideraría estúpida hasta que pasaran otros ocho años y dijera "cuando
tenía dieciséis... que ingenua era", porque estoy segura de que es una
especie de círculo vicioso en el que te sientes obligada a hablar mal de
tu yo de hace unos años. Así que me he comprado un mechero con el que
prender fuego a todo, incluido ese cigarro.
Y ahora ya no queda nada, salvo mi desinterés por todo y por nada. El
maldito cigarro se ha caído de mi mano a la hierba húmeda y yo no me
preocupo por recuperarlo, ni pisarlo, ni soltar el humo que está
atrapado en mi garganta. Como mis palabras, nunca salen cuando quiero.
Pero en este momento, he gritado. Y no he gritado ni de impotencia, ni
de felicidad, ni de hastío ni nada parecido. Ha sido uno liberador. ¿Por
qué liberador? Porque hasta ahora yo no era ni triste ni feliz, y he
descubierto que lo que soy es una chica estresada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario